Trabajar desde casa

Levantarse de la cama, desayunar, ponerse un café y sentarse delante del ordenador a trabajar. Esa es mi rutina cada mañana, al tener el privilegio de trabajar desde casa.

Y digo privilegio porque para mí lo es, pero por supuesto no es algo que esté hecho para todo el mundo. Primero porque si trabajamos por cuenta ajena, a pesar de que cada vez más empresas ofrecen a sus empleados trabajar desde casa, aunque sea un par de días a la semana, lo más habitual sigue siendo que no sea una opción factible. En realidad, muchos empleados trabajan desde casa, pero como un complemento a su jornada en la oficina, para terminar o adelantar cosas que no les ha dado tiempo o preven que no van a poder hacer al día siguiente.

Pero si eres autónomo y tu negocio está basado en Internet, ¿qué te impide trabajar desde casa? Técnicamente, con todas las herramientas de hardware y software que tenemos a nuestro alcance, absolutamente nada, pero aquí ya entraría la forma de ser y de trabajar de cada persona.

Por qué trabajo desde casa

En mi caso, trabajar desde casa es la solución perfecta para mi forma de ver la vida y la productividad en el trabajo. He tenido la ocasión de trabajar unos meses en una oficina con unas 20 personas, y la versatilidad que me da el trabajar desde casa, en todos los sentidos, no la cambio por nada.

Cuando me hice autónomo y monté mi propia empresa allá por principios de 2011, trabajar desde casa no era una opción. Entendía que debía contar con una oficina en la que desarrollar mi actividad y a la que los clientes pudieran venir a reunirse conmigo en caso de necesidad. Y tampoco nos vamos a engañar, también me hacía ilusión eso de tener mi propia oficina. ¡Si hasta puse un vinilo con el logotipo de la empresa en la pared! Tampoco faltaba un sofá, una cafetera de cápsulas y otro puesto de trabajo para mi socia o algún posible colaborador puntual.

Primera sede de WIDDIAPPS, con sofá y vinilo en la pared

Así que tras presentar un proyecto sobre la actividad y proyección de la empresa, conseguí una plaza en un centro de empresas, subvencionado por el Gobierno Vasco, el BIC Ezkerraldea por lo que el precio del alquiler era realmente bajo y además me encontraba rodeado de más emprendedores. Vamos, el clima perfecto para emprender y crear relaciones con otras empresas.

Pero la realidad es que ni cree relaciones con otras empresas (más allá de un par de reuniones poco fructíferas) ni había clientes que se sentaran en el sofá de visitas y vieran el logo de mi empresa vinilado en la pared.

Entonces, me planteé la situación: estaba pagando dos conexiones a Internet (en la oficina y en casa), dos recibos de la luz (en la oficina y en casa) y trabajaba igual de solo en la oficina que en el escritorio que tenía en mi casa en una habitación vacía. Los pocos clientes que tenía siempre requerían que me acercara a sus instalaciones o quedábamos en algún bar para tomar café (ahora intento evitar las reuniones presenciales, pero de eso ya hablaremos…). 

Esta es mi «oficina» en casa actualmente

La decisión estaba clara, no tenía mucho sentido mantener la oficina, con los gastos que ello conllevaba. Ah, y no lo he mencionado, el centro de empresas está en la misma calle en la que vivo, solo tenía que cruzar un paso de peatones para llegar. Así que me llevé mis bártulos y me monté la oficina en casa.

Problemas

Empezaba diciendo que trabajar desde casa no es algo para todo el mundo, indudablemente ninguna solución es perfecta, y estos son los problemas o cosas que puedes echar en falta, en comparación a trabajar en una oficina.

  • No tienes a nadie encima diciéndote lo que tienes que hacer. 
  • No hay compañeros con los que desahogarse, comentar una discusión con un jefe o con un cliente, ni con quien tomarse un café.
  • Es muy probable que tu familia y tu entorno más cercano no entiendan que aunque estás en casa, estás trabajando
  • No hay un horario marcado, pero si no te lo estableces tu mismo, estas perdido. Es un trabajo, no lo olvides.
  • Si te cuesta centrarte en el trabajo o te distraes con cualquier cosa, estar solo en tu propia casa, puede ser tu perdición.

Ventajas

  • Olvídate de atascos a primera hora de la mañana y de perder una o dos horas de desplazamientos.
  • Ahorro en ropa y complementos, y el tiempo en elegir la ropa para el día siguiente. Hay quien dice que, aunque trabajes desde casa debes vestirte como si fueras a la oficina, pero yo soy más de pijama y chándal.
  • ¿Tienes un rato de esos que no eres capaz de concentrarte? Te puedes ir a dar un paseo, a la piscina o al gimnasio. Luego vuelves y retomas donde lo dejaste. (si trabajas en remoto para una empresa, los horarios serán más estrictos, o al menos tendrás avisar que vas a estar ausente, para que tus compañeros estén al tanto)
  • No tienes a nadie encima diciéndote lo que tienes que hacer.  * Lo que para unos puede ser un problema, para mi es una de las principales ventajas
  • No hay compañeros que te interrumpan, que griten o que quieran hacer de sus problemas los tuyos.

En resumen

Podría señalas más ventajas, más inconvenientes y contarte mi historia con más detalle. Probablemente lo acabe haciendo, aquí o en otro formato, pero por el momento, creo que con este post puedes hacerte una idea de cómo es trabajar desde casa en caso de que te lo estés planteando.

El resumen sería que la idoneidad de trabajar o no desde casa, dependerá mucho de tu situación y de tu forma de ser, ya que es cierto que a pesar de tener muchas ventajas (muchísimas, desde mi punto de vista), también hay determinadas trabas o inconvenientes que hay que tener en cuenta. En mi caso, lo más costoso es que la familia entienda que aunque esté en casa, estoy trabajando, y no estoy más disponible para ellos que si trabajara en una oficina.


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