Cuando un cliente nos pide diseñar y/o desarrollar su página web, podemos pensar que una vez terminado el diseño/desarrollo ya hemos terminado. Dependiendo de los requerimientos del cliente y de lo que hayamos acordado vía contrato y/o presupuesto, puede que así sea pero ¿y si queremos dar un valor añadido a nuestros clientes? Personalmente, desde hace unos años, siempre que tengo un cliente nuevo, al finalizar el proyecto web en WordPress, le envío un video tutorial sobre cómo puede manejarlo, generar contenido, configurar alguna propiedad específica de algún plugin…etc.
En mi caso lo añado por defecto en el presupuesto, pero también podéis entregarlo después, por voluntad propia. En cualquier caso, vuestros clientes lo agradecerán, y vosotros también.
Personalizado o genérico
Por experiencia propia, cuando te planteas preparar un tutorial en vídeo para el proyecto de un cliente, la primera opción es crear uno personalizado para su caso concreto. Esto es, un vídeo por cada proyecto y cada cliente.
Esta aproximación está muy bien, de hecho yo mismo la pongo en práctica muchas veces, puesto que da un “plus” al cliente y lo siente como algo propio y más “personal”.
Pero existe otra opción que es la de tener preparados vídeos genéricos, explicando funcionalidades, configuraciones o formas de editar concretas, de forma que sirvan para todos nuestros clientes.
En este caso, la optimización de nuestro tiempo y nuestro consiguiente aumento de productividad está claro: grabamos una vez, reutilizamos las que haga falta. Perdemos esa parte de personalización y de exclusividad, pero ganamos en versatilidad.
Además, no estamos hablando de enviar a nuestro cliente enlaces con vídeos o tutoriales que puede encontrar en Google, sino que se tratan de piezas de contenido creadas por nosotros mismos, con nuestra voz y nuestra forma de expresarnos y de hacer las cosas.
De hecho, nada nos impide utilizar una tercera vía: tener varios vídeos grabados que solucionen la gran mayoría de dudas de nuestros clientes, y después grabar pequeños vídeos más cortos con las necesidades de cada proyecto concreto en caso de que lo necesiten
Cómo preparar el tutorial
En primer lugar, lo más importante es tener pensado qué funcionalidad vamos a explicar o qué posibles problemas vamos a solucionar con nuestros vídeos.
Es buena idea preparar un pequeño guión (nada elaborado, un mero listado ordenado de temas a tratar), y de realizar los pasos a modo de “ensayo” (aunque al tratarnos de profesionales de nuestro campo, acostumbrados a trabajar con la herramienta o tecnología, esto no es 100% necesario).
Una vez hecho esto, podemos empezar a grabar.
Qué aplicaciones o servicios utilizar
Lo más habitual en estos casos y con el fin de no complicarnos la vida en exceso, es realizar el tutorial a modo de screencast, esto es, grabar lo que sucede en pantalla, con nuestra voz de fondo. Vamos, como has visto tantos y tantos vídeos en YouTube.
Hay aplicaciones específicas para esto, como Screenflow o Camtasia. Son aplicaciones de software súper completas, utilizadas por una gran cantidad de usuarios en todo el mundo y seguramente muchos de esos vídeos que habrás visto en YouTube, estarán hechos con alguna de ellas.
Pero para lo que nos ocupa no es necesario que utilicemos herramientas tan completas ni que invirtamos dinero en ello, ya que ambas son de pago. Actualmente, casi todos los sistemas operativos incluyen de serie opciones de captura de pantalla (y audio, aunque no lo haya mencionado todavía). En el caso de macOS, dentro de la aplicación QuickTime tenemos esa opción, en iOS también tenemos opción de grabación de pantalla y en Windows existe la opción Game DVR, que aunque pensada para grabar gameplays de XBox, sirve perfectamente para el propósito que nos ocupa en esta entrada.
Por tanto, ya ves que con tu equipo, de serie, tienes distintas opciones para grabar lo que sucede en pantalla e ir “comentando la jugada”, sin necesidad de instalar nada adicional.
En cuanto al audio, puedes utilizar el micrófono incorporado el equipo, o conectarlo a unos auriculares con micrófono, tampoco hace falta complicarse la vida con opciones más profesionales para este tipo de tareas.
Cómo se lo enviamos al cliente
Vale, ya tenemos nuestro contenido listo, grabado y editado, ahora ¿cómo se lo hago llegar al cliente?
Bueno, antes de enviárselo, asegúrate que lo has exportado a un formato con una calidad aceptable, pero que tampoco ocupe demasiado espacio. No sabemos en qué circunstancias descargará o visualizará el audio el cliente, y recuerda que se trata de facilitarle la vida.
En segundo lugar, nuestro primer instinto puede que sea enviarle el o los archivos de vídeo por email. Problema: el email no soporta el envío de archivos demasiado grandes, por lo que en principio esta opción habría que descartarla.
Por tanto, yo os recomendaría estas dos opciones, dependiendo del enfoque que hayas elegido a la hora de preparar vuestros tutoriales, puede que una de las dos te resulte más atractiva que la otra.
- WeTransfer: WeTransfer es un servicio que nos permite subir un archivo de grandes dimensiones y enviarlo a otra persona mediante un enlace, de forma que esa persona tiene que descargárselo para poder acceder a él. Lo bueno es que no tenemos que regístranos ni nada, solamente incluir nuestro email y el/los emails de destino. También es perfectamente válido que subamos nuestros vídeos al sistema de almacenamiento en la nube que utilicemos, como DropBox, Google Drive, Box o iCloud y le hagamos llegar el enlace compartido al cliente.
- YouTube: cuando digo YouTube, también me refiero a Vimeo o cualquier otra plataforma de alojamiento de vídeo. En este caso, subimos el vídeo a cualquiera de estas plataformas y pasamos el enlace a nuestro cliente. Además, esta opción es interesante, ya que si tenemos nuestros vídeo tutoriales abiertos en el canal, esto puede hacer que otros potenciales clientes lleguen hasta nosotros si nos encuentran al buscar en Google una duda relacionada con la solución que nosotros le estamos dando.
Cliente contento, y nosotros más
Bueno, esto es todo. Espero que te haya convencido de la idoneidad de dedicar unas horas a crear contenido de valor para nuestros clientes. En cuanto a la opción a elegir, decántate por la que más se ajuste a tu proyecto, cliente y flujo de trabajo. En mi opinión, crear vídeos genéricos y subirlos a una plataforma de YouTube puede ser la mejor opción en muchos casos, apoyándolo en un momento dado por un vídeo específico para un cliente concreto que, por otro lado también podríamos subir a nuestro canal, ¿quién sabe si puede ayudar a alguien más a solucionar una duda?
Lo que está claro y lo digo por experiencia propia, es que este tipo de detalles son los que marcan la diferencia con nuestros clientes, nos muestra como alguien más cercanos y profesional, que además se preocupa por sus clientes. De esta forma el cliente está contento y por extensión, nosotros también. Piensa que no te “acribillará” a emails o llamadas preguntándote esas cosas que no sabe hacer o dónde puede tocar.
¿Y tú? ¿Pones en práctica ésta o alguna otra técnica parecida? Estaré encantando de conocer tus opiniones, puedes dejármelas en Twitter, Linkedin o el formulario de contacto de mi página web.